El Gran Poder envuelve a Motril en fervor y devoción
Reportaje Paulino Martínez Moré
Motril@Digital.- Desde su Casa de Hermandad, situada en la emblemática calle de Las Monjas, partió a la medianoche del miércoles al Jueves Santo uno de los cortejos más sobrecogedores y representativos de la Semana Santa de Motril: la Fervorosa Hermandad de Penitencia de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y María Santísima del Mayor Dolor.
El centro de todas las miradas lo ocupó la imponente imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, una magnífica talla del maestro granadino Domingo Sánchez Mesa, realizada en 1949. El Señor avanzaba en su tercera caída, portando la cruz con fuerza y serenidad, acompañado por la figura de un romano y un cirineo que, a sus pies, representaban el drama humano del camino al Calvario. La escena, cargada de simbolismo y devoción, conmovía por su realismo y profundidad espiritual.
Junto a Él, la serena y conmovedora figura de María Santísima del Mayor Dolor, obra del imaginero malagueño Israel Cornejo (2022), aportaba el contrapunto de ternura, dolor contenido y dignidad maternal. Su reciente incorporación al patrimonio cofrade de la ciudad había despertado gran admiración por su delicada belleza y expresión profundamente mariana.
El cortejo, formado por más de un centenar de nazarenos, avanzaba con túnicas moradas, capillo negro y cíngulo dorado, en un despliegue de solemnidad y recogimiento. El trono, de gran porte, era llevado por 45 costaleros bajo las órdenes del capataz Francisco López, quienes, con paso firme y compás elegante, daban vida a esa representación del camino hacia la redención.
La Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús del Rescate de Granada acompañaba al Señor con sus marchas procesionales, imprimiendo fuerza, emoción y solemnidad al paso del cortejo por las calles motrileñas.
La Hermandad del Gran Poder y el Mayor Dolor se había convertido en una cita ineludible del Miércoles Santo en Motril, símbolo de fe viva, de esfuerzo cofrade y de profunda devoción. Una Hermandad que caminaba, año tras año, con paso firme hacia el corazón de su pueblo.