Devoción entre murallas: la Cofradía de la Alhambra recorre Granada en una procesión inolvidable
Reportaje Ramón Martín
Motril@Digital.- Granada ha vivido hoy una de las jornadas más singulares y evocadoras de su Semana Santa: el Sábado Santo, protagonizado por la Cofradía de la Alhambra. Desde lo alto del monumento más emblemático de la ciudad, entre cipreses centenarios, pórticos históricos y la solemnidad del silencio nazarí, ha comenzado su estación de penitencia la imagen de Nuestra Señora de las Angustias Coronada de Santa María de la Alhambra, dejando postales irrepetibles que ya forman parte de la memoria emocional de la ciudad.
Pocos escenarios ofrecen una salida procesional tan simbólica como la que hoy se ha vivido en el entorno del Palacio de Carlos V, la Puerta del Vino y la imponente Puerta de la Justicia. El paso de la cofradía entre los muros de la Alhambra, escoltado por los bosques alhambreños, ha generado una atmósfera donde la religiosidad, el arte y la historia se entrelazan con naturalidad.
Abría la comitiva la Banda de Cornetas y Tambores de Jesús Despojado, marcando el ritmo sobrio de los nazarenos, que descendían lentamente por la Cuesta de Gomérez tras atravesar la Puerta de las Granadas, camino de la ciudad.
La imagen titular, una de las representaciones más conmovedoras de la Piedad granadina, ha recorrido los espacios que separan la colina roja del corazón de Granada, envuelta en un silencio respetuoso solo roto por los sones de la Banda de Música Virgen del Castillo de Lebrija, que acompañaba el paso con marchas fúnebres cargadas de emoción.
La Cofradía alcanzaba la Carrera de la Virgen, punto de inicio de la carrera oficial, ante una multitud expectante que aguardaba entre cirios y rezos. Casi una hora y media después, la procesión ha cruzado el umbral de la Santa Iglesia Catedral, momento cumbre de la estación penitencial, cargado de recogimiento y belleza.
El regreso hacia la iglesia de Santa María de la Alhambra ha comenzado pasada la medianoche, culminando un recorrido de más de siete horas marcado por la solemnidad, la estética sobria y la profunda devoción.
La Cofradía de la Alhambra, que no procesiona el Viernes Santo como es habitual en otras hermandades, guarda para el Sábado Santo un relato diferente, profundamente simbólico: el paso del dolor a la esperanza, en un marco incomparable. Su estación de penitencia es una de las más esperadas por los granadinos y visitantes, no solo por el valor artístico de la imagen, sino por el enclave que transforma cada instante en algo irrepetible.
Con esta procesión se cierra, en Granada, el ciclo de pasos en la calle antes del esperado Domingo de Resurrección. Un broche de oro para una Semana Santa que, una vez más, se ha vivido con intensidad, recogimiento y belleza en la ciudad de la Alhambra.