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Calahonda rinde homenaje a las víctimas de la ‘Desbandá’ con la plantación de un retoño del Árbol de Gernika

El anejo motrileño de Carchuna Calahonda fue escenario de un acto con un fuerte contenido simbólico: la plantación de un retoño del Árbol de Gernika, un gesto para recordar a las víctimas del trágico episodio conocido como la «Desbandá» o «La Huía», ocurrido en febrero de 1937 durante la Guerra Civil Española.

El evento, celebrado a pocos días de conmemorar el 88º aniversario de esta masacre, contó con la colaboración de diversas asociaciones memorialistas, las Juntas Generales de Bizkaia y el ayuntamiento de Calahonda. La plantación de este joven roble, de aproximadamente un metro y medio de altura, se llevó a cabo en el Parque de la calle Azahar, dentro del municipio de Motril, y se enmarca dentro de una iniciativa llamada “Árboles contra el olvido”.

Este acto de recuerdo rinde homenaje a las víctimas de la «Desbandá», un éxodo masivo de población civil que, entre el 7 y el 10 de febrero de 1937, huyó del avance de las tropas franquistas a través de la llamada “Carretera de la Muerte” (la N-340), entre Málaga y Almería. Más de 300.000 personas, principalmente mujeres, niños y ancianos, intentaron escapar del horror, pero fueron atacadas sin piedad por la aviación alemana e italiana, así como por los barcos de la marina franquista, en una serie de bombardeos y ametrallamientos indiscriminados.

La plantación del árbol fue precedida por un aurresku de honor, interpretado por una miembro del colectivo memorialista de Euskadi, y una actuación del grupo gaditano Los Joyeros. A continuación, se procedió a la siembra del retoño, que había sido enviado previamente desde el vivero foral del País Vasco, especializado en cuidar los descendientes directos del Árbol de Gernika, símbolo de la resistencia y la memoria histórica.

Junto al roble, la Asociación 14 de abril para la recuperación de la memoria histórica de la costa de Granada y el colectivo “Somos la Huía” también colocaron una placa con una inscripción significativa. La placa expresa el simbolismo del árbol y del almendro, que acompañará al roble, floreciendo cada año para recordar a las víctimas. Este gesto no solo rememora la tragedia de la huida de 1937, sino que también establece un vínculo entre las luchas y los sufrimientos del pueblo andaluz y los de la población vasca, marcada por el bombardeo de Gernika meses después.

Las Juntas Generales de Bizkaia enfatizaron la importancia de este acto como un recordatorio constante de una de las páginas más oscuras y menos conocidas de la Guerra Civil, la masacre contra la población civil en la carretera N-340. Este árbol, que crecerá en Calahonda, contribuirá a mantener viva la memoria de aquellos miles de civiles que fueron víctimas de un ataque aéreo, terrestre y marítimo dirigido por el general Gonzalo Queipo de Llano y apoyado por las potencias fascistas. Según el historiador Paul Preston, las víctimas fatales de este ataque oscilan entre 3.000 y 5.000 personas, aunque la cifra exacta sigue siendo incierta.

Así, el roble de Gernika plantado en el Parque de la calle Azahar se erige como un símbolo de resistencia frente a la barbarie fascista, con la esperanza de que el paso del tiempo no borre las huellas de este episodio tan doloroso en la memoria colectiva.