Miguel Giménez Yanguas ha sido investido como Doctor «Honoris Causa» por la UGR
Miguel Giménez Yanguas ha sido investido como Doctor «Honoris Causa» por la Universidad de Granada en una ceremonia que ha tenido lugar el lunes, 30 de septiembre, en el Crucero del Hospital Real.
El título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Granada de Miguel Giménez Yanguas le ha sido otorgado por los extraordinarios valores humanos y las actividades que han tenido una repercusión notable en el terreno tecnológico y social, y que han contribuido notablemente al desarrollo, promoción y prestigio de la Universidad de Granada. [Discurso de Miguel Giménez Yanguas]
El acto ha sido presidido Enrique Herrera Viedma, vicerrector de Investigación y Transferencia, rector sustituto, y ha contado con la participación de Margarita Sánchez Romero, vicerrectora de Extensión Universitaria, Patrimonio y Relaciones Institucionales; Inmaculada Marrero Rocha, vicerrectora de Internacionalización; Juan Luis Benítez Muñoz, vicerrector de Estudiantes y Vida Universitaria, y María del Carmen García Garnica, secretaria general. [Discurso de Enrique Herrera Viedma]
El profesor doctor Juan Manuel Santiago Zaragoza, ha intervenido en el Acto como padrino del doctorando Miguel Giménez Yanguas.
Miguel Giménez Yanguas, el ingeniero humanista
Miguel Giménez cursó sus estudios de Ingeniería en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de Madrid, integrándose desde 1969 como profesor en la Universidad de Granada, donde ha ejercido como profesor titular en la Facultad de Ciencias, en la Escuela Universitaria de Arquitectura Técnica y en la E.T.S. de Arquitectura. En paralelo a su labor docente, ha participado en numerosos proyectos de investigación, de los que son fruto diversas publicaciones en colaboración, referidas a instalaciones en cohetes de sondeo.
Siendo un magnífico ingeniero, tanto en el ámbito profesional como en el docente, su actividad ha ido más allá, adquiriendo una dimensión verdaderamente ciudadana. Porque su mayor mérito estriba en haber dado a la ingeniería una proyección pública, llamando la atención sobre su estrecha conexión con la propia historia de la comunidad. Miguel Giménez es, a partes iguales, un científico y un humanista, que ha mostrado una gran sensibilidad por la conservación del patrimonio tecnológico que hemos heredado. Y es precisamente su trayectoria en la defensa, difusión, investigación y restauración del patrimonio industrial la que ha trascendido el ámbito local y le confieren un alto prestigio a nivel nacional.
Procedente de una familia de arquitectos, empresarios e ingenieros muy vinculados a la industria azucarera granadina y al despegue económico que experimentó la ciudad y la provincia desde finales del siglo XIX, Miguel Giménez Yanguas creció en estrecho contacto con el mundo de la técnica y la arquitectura y su infancia y adolescencia transcurrió en diversas fábricas azucareras de Granada y Málaga y en el ambiente de una ciudad que iniciaba su declive económico, pero donde eran todavía perceptibles las huellas de un notable pasado industrial. Estas circunstancias vitales determinaron su doble vocación, de tal modo que buena parte de su trayectoria profesional ha estado dedicada a la reivindicación de la técnica en su dimensión histórica y a la valoración de la historia local y andaluza en su perspectiva tecnológica.
Nos encontramos, pues, ante un ingeniero de profesión y un historiador por vocación. Su actuación en estos campos no se ha limitado a la producción científica; haciendo gala de una gran constancia y empeño personal, sus iniciativas de conservación han sido capaces de movilizar a las instituciones y transformar la realidad circundante. Esta labor no hubiera sido posible si a su competencia profesional no le acompañara un talante personal caracterizado por el altruismo y la ejemplaridad. Miguel es una persona respetada pero, ante todo, querida. Y es su calidad humana la que ha roto barreras y concitado adhesiones para todas sus iniciativas.
Su actuación en la defensa y conservación del patrimonio tecnológico ha sido, por encima de todo, un ejercicio y un empeño personal y privado, concretado en una magnífica colección tecnológica propia -única en España- y un valioso fondo documental, reunidos a lo largo de décadas y restaurados por él mismo. Una colección privada que siempre ha estado al servicio de personas e instituciones interesadas. Haciendo gala de una portentosa memoria y de una atención y generosidad que desbordan el ámbito estrictamente profesional, ha asesorado y documentado a investigadores y organismos, ha impulsado diversas tesis doctorales, trasmitido conocimientos e inquietudes a través de numerosas conferencias, prestado sus fondos para numerosas exposiciones y luchado por la salvaguarda de muchos objetos e instalaciones que, de no mediar sus gestiones, hubieran sido irremediablemente destruidos. Tan variadas actuaciones -siempre altruistas y siempre ejemplares- le han valido un reconocido prestigio intelectual y personal. De ahí que haya ejercido como miembro o asesor de numerosas instituciones culturales y científicas -Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, Universidad de Granada, Parque de las Ciencias, Academia de Bellas Artes de Granada, entre otras- y que sus iniciativas hayan tenido eco en organismos públicos, posibilitando la recuperación, restauración y exposición de diversa maquinaria histórica y el impulso de proyectos museográficos relacionados con la historia de la tecnología. Quienes, desde el campo de la historia, tenemos el placer de conocerle, colaborar con él y compartir su amistad, nos sentimos verdaderamente orgullosos por este reconocimiento, porque a nadie mejor que a él podía otorgársele.
Ha escrito como coautor los libros “Hitos del patrimonio Industrial de la provincia de Granada, Miradas desde el ferrocarril del azúcar, Motril y el azúcar, El pasado del futuro: vestigios de la industrialización en la provincia de Granada, Proyecto de teleférico en Sierra Nevada”, entre otros