La Frediemanía desata la euforia en Granada. God Save The Queen revive el legado inmortal de Queen
Reportaje fotográfico y videos Ramón Martín
Motril@Digital.- La «Frediemanía» invadió el Palacio de Congresos de Granada con un estallido de emoción y nostalgia. Una noche mágica donde los asistentes, poseídos por el espíritu de Queen, no pudieron resistirse a levantarse de sus asientos para cantar, bailar y corear las canciones más emblemáticas del icónico grupo británico. La energía vibrante del público transformó el recinto en una especie de estadio de rock, donde el legado de Freddie Mercury y sus compañeros sigue vivo, fresco y tan poderoso como en sus mejores días.
Tras más de medio siglo desde que Queen comenzara su carrera, su música continúa resonando en los corazones de varias generaciones, y esa noche, el Palacio de Congresos de Granada se convirtió en el epicentro de esa devoción inquebrantable. El escenario cobró vida con la actuación de GOD SAVE THE QUEEN, la banda tributo que ha logrado con maestría capturar la esencia de Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon.
Formada por Pablo Padín, quien encarna a Freddie Mercury con una entrega y carisma que emocionan, Ezequiel Tibaldo (en el bajo), Dani Marcos (en la guitarra) y Matías Albornoz (en la batería), la banda ha recorrido el mundo, desde Japón hasta países de Europa y Latinoamérica, consolidándose como el tributo más fiel y destacado a Queen. Cada acorde, cada movimiento sobre el escenario, fue una evocación casi perfecta de los shows originales del mítico cuarteto británico, y no es de extrañar que hayan cerrado otro año triunfal en la capital granadina con un éxito rotundo.
El repertorio elegido para la ocasión fue un viaje épico a través de los grandes éxitos de la banda, desde la operística y monumental «Bohemian Rhapsody» hasta himnos como «We Will Rock You» y «We Are The Champions». Canciones como «Love of My Life», «Another One Bites the Dust», «Under Pressure» y «I Want to Break Free» lograron que el público viviera una montaña rusa de emociones, entre el éxtasis y la nostalgia. Durante las dos horas de espectáculo, los asistentes rieron, cantaron y lloraron, totalmente entregados al poder de la música de Queen, pero al mismo tiempo lamentando que el tiempo volara tan rápido.
El fervor del público fue tal que el grupo se vio obligado a regresar al escenario en dos ocasiones para regalar más música a sus seguidores, quienes no estaban dispuestos a despedir tan pronto una noche inolvidable. La conexión entre los músicos y la audiencia fue palpable, una especie de comunión donde cada persona en la sala se sintió parte de algo más grande: un homenaje al arte, a la genialidad y al legado eterno de Queen.
En definitiva, la actuación de GOD SAVE THE QUEEN en Granada no fue solo un concierto, sino una celebración colectiva del legado inmortal de Freddie Mercury y sus compañeros, recordándonos que el espíritu de Queen seguirá conquistando corazones durante muchas décadas más. Granada fue testigo de una noche en la que la música trascendió el tiempo y el espacio, llevándonos a todos a un viaje inolvidable a la época dorada del rock.