El Papa Francisco anuncia la Beatificación del Rey Balduino de Bélgica, fallecido en Motril en 1993
El Papa Francisco ha anunciado recientemente el proceso de beatificación del Rey Balduino de Bélgica, una figura recordada no solo por su rol como monarca, sino también por su profunda devoción religiosa y su vida de fe. El Rey Balduino falleció el 31 de julio de 1993 en la localidad española de Motril, concretamente en la Residencia Astrida, un lugar especial para él y su esposa, la Reina Fabiola, quienes visitaban este enclave al menos tres veces al año.
Un Rey con una vida de fe
Balduino I, quien gobernó Bélgica desde 1951 hasta su muerte, fue una figura de gran devoción espiritual. Durante su vida, destacó por sus principios católicos, que influyeron en su vida pública y personal. Su fe se consolidó tras su matrimonio con la Reina Fabiola, una aristócrata española también profundamente religiosa. Juntos, construyeron una relación que iba más allá de la política, reflejando valores cristianos en sus decisiones y acciones.
En la Residencia Astrida de Motril, donde el rey pasó sus últimos días, él y la reina mantenían una rutina constante de oración. En esta residencia de verano, que fue su refugio desde los años 60, el Rey Balduino tenía una pequeña capilla privada, a la que acudía todos los días a rezar. La capilla, un lugar sencillo pero profundamente simbólico, era el centro espiritual del Rey en sus estadías en Motril, lugar al que viajaban tres veces al año: en Navidad, Semana Santa y durante el verano.
El legado de Balduino en Motril
La relación de Balduino y Fabiola con Motril siempre fue cercana. La Residencia Astrida, que toma su nombre de la madre del rey, la Reina Astrid de Bélgica, fue el sitio donde el rey encontraba paz y tranquilidad lejos de las obligaciones reales. Allí compartían su fe con la comunidad local, creando lazos profundos con los habitantes de la ciudad.
En este rincón de la costa andaluza, la figura del rey se mantiene viva en la memoria colectiva, no solo por su presencia, sino por su carácter humilde y generoso. A pesar de su rango, Balduino prefería la discreción y la sencillez, características que reflejaban su profundo compromiso cristiano. A lo largo de los años, su vida de fe y su dedicación a la oración en Astrida han quedado grabadas en los corazones de muchos de los residentes locales que tuvieron el honor de conocerlo.
Camino a la beatificación
El anuncio del Papa Francisco sobre la beatificación del Rey Balduino es un reconocimiento a su vida de virtud y compromiso con los valores cristianos. Para la Iglesia Católica, la beatificación es un paso importante que precede a la canonización, un proceso que implica un minucioso análisis de la vida de la persona candidata a ser declarada santa. En el caso de Balduino, su devoción personal, su servicio desinteresado a su país y su vida de fe han sido elementos clave que han impulsado su proceso de beatificación.
En particular, se destaca el papel de Balduino como un líder que, a pesar de las presiones políticas y sociales, se mantuvo firme en sus creencias. Un ejemplo claro fue su histórica decisión en 1990 de abdicar temporalmente durante un día para evitar sancionar una ley que legalizaba el aborto en Bélgica, debido a su convicción católica sobre la protección de la vida.
Un reconocimiento a su vida espiritual
Con la noticia de su beatificación, la figura de Balduino trasciende aún más el ámbito de la política y la realeza, entrando en el terreno de lo espiritual y religioso. El anuncio de su posible futuro como beato no solo subraya su importancia histórica, sino también el impacto de su vida como ejemplo de integridad cristiana.
Para Motril y la comunidad católica, la beatificación del Rey Balduino será un motivo de celebración, no solo como un reconocimiento a su vida de fe, sino también como una forma de consolidar los lazos históricos y espirituales entre Bélgica y España, entre la monarquía y el pueblo, y entre la fe y la vida pública.
Sin duda, la capilla de la Residencia Astrida, donde el Rey Balduino solía rezar a diario, se convertirá en un lugar de peregrinación para aquellos que deseen honrar la memoria de un monarca devoto que encontró en la fe el pilar fundamental de su vida.